Hoy en día los avances en medicina veterinaria han logrado que colegas y dueños de mascotas estén más empapados y con ello informados sobre las formas de prevenir enfermedades que complican seriamente la salud del animal.
La neoplasia mamaria, conocida popularmente como tumor de mamas es una de las afecciones más frecuente que se presentan en la clínica diaria y si bien los primeros indicios de la enfermedad muchas veces son encontrados por los dueños de la mascota, en general se ignora que ésta pudo ser evitada o casi evitada de haber actuado en el momento indicado.
¿Cuales son los pacientes con más riesgo?
El tumor de mamas es la enfermedad tumoral que más se presenta en perras. De hecho algunos estudios sugieren que de la cantidad de tumores que se presenta en perras, casi el 50% son de origen mamario.
Aunque puede aparecer en machos, su incidencia es mucho menor al igual que en gatas y gatos.
Su desarrollo está muy emparentado con la edad de los pacientes, siendo entre los 8 y 11 años la edad de mayor frecuencia.
Su aparición se da en cualquier raza y sus cruzas, aunque algunos investigadores sugieren que el Caniche, Fox Terrier, Setter, Pointer, Spaniels y los Retrievers son razas más predispuestas.
En los casos que se presenta esta afección, la incidencia de malignidad de estos tumores aparece en el 50% de los casos aproximadamente.
¿Por qué aparece?
Al igual que muchos procesos tumorales, los factores que determinan la aparición de este tipo de tumor no está del todo clara.
Existen líneas de investigación que generan controversias dentro del tema y no es el objetivo del artículo entrar en detalle al respecto.
De forma resumida podemos señalar que el desarrollo de pseudogestación (embarazos imaginarios), la administración de drogas anticonceptivas, el tipo de alimentación que recibe la perra y algunas sustancias químicas son factores que están en discusión como posibles facilitadores del desarrollo de la enfermedad.
Si parece haber consenso en otros aspectos. Su aparición es más probable en el entorno de los 8-10 años de edad y tanto caninos como felinos enteros (no castrados) tienen más riesgo de desarrollarla que los castrados a edades tempranas.
Síntomas más frecuentes
Aunque muchas veces el hallazgo de masas en las mamas del paciente es de forma accidental tanto por parte del dueño como en exámenes de rutina, los signos que podemos evidenciar son:
– Masas de diversos tamaños (pocos mm hasta varios cm) y formas que conviven en la zona donde se encuentran las glándulas mamarias. Pueden ser únicas o múltiples encontrándose con mayor frecuencia en las mamas que se encuentran más cerca de los miembros posteriores.
– Aumento del lamido por parte de la perra de la zona afectada.
– Dificultad para acostarse.
– Lesión que se asemeja a una herida en la mama.
– Miembros posteriores aumentados de tamaño.
– Dificultad para desplazarse.
– Decaimiento.
– Tos.
De todos modos los síntomas pueden no ser tan fáciles de detectar y por ello es recomendable acudir a su Veterinario para que sea evaluada en consultas de rutina.
Una vez que se establezca el diagnostico, será el profesional actuante quien establezca el tratamiento correcto acorde al paciente.
¿Se puede prevenir?
Si bien no sabemos a ciencia cierta los factores responsables de su aparición, si sabemos que actuando en la etapa correcta, esta enfermedad es sorprendentemente evitable.
Según estudios si se castra a la perra antes del primer celo, el riesgo de desarrollar estos tumores es de 0,05%, entre el primer y segundo celo la probabilidad es de 8% y 26% luego del tercer celo.
Algunos sugieren que luego del quinto celo, no hay evidencia del efecto.
Esta información muchas veces se desconoce y por ello debe asesorarse con su veterinario.
También existen todo tipo de mitos que establecen que la perra debe ser madre para que se comporte mejor en el futuro. Esta aseveración no tiene sustento científico, lo único que hace es dilatar la consulta y la oportunidad de prevenir la enfermedad.
Si por diferentes motivos castrar a la perra no es una opción, ello no significa que será candidata cantada a desarrollar cáncer, simplemente tiene más probabilidades que las que fueron castradas a tiempo.
Castrar o no a la mascota genera dudas en muchos dueños, ella brinda beneficios y puede generar algunos inconvenientes que deberán ser evacuados con un profesional.
Lo que debe quedar claro es que esta enfermedad se puede prevenir y para lograrlo solo debemos actuar a tiempo.
Llegar a casa, ir al jardín y encontrarnos con un paisaje parecido a la superficie lunar o incluso a un campo de batalla digno de la guerra que se les ocurra es habitual en algunas personas.
Este comportamiento se describe dentro de la Etología clínica veterinaria como actos normales, pero inaceptables para muchos de nosotros. Sin embargo éste acto, que parece normal, muchas veces puede estar motivado por procesos ansiosos que afectan de sobremanera la vida del perro.
El acto de excavar o hacer pozos tanto en el jardín o parque, dentro de casa, en la alfombra o simplemente en el suelo hace referencia al comportamiento en cuestión.
Si bien la mayoría de los factores que originan este comportamiento son atribuibles a eventos que no son propios del animal y nosotros podemos modificar, muchas veces están relacionados a actos compulsivos y ansiosos que cuando suceden, nos enfrentan a un comportamiento patológico que deberá ser tratado de manera más profunda.
¿En quienes ocurre?
Este tipo de comportamiento puede aparecer en cualquier tipo de raza, sexo y edad, aunque existen algunas salvedades.
Los animales jóvenes que no tienen una actividad acorde a su edad y no disponen de suficiente enriquecimiento ambiental pueden mostrar esta conducta con mayor frecuencia.
Las razas de tipo cazadoras como los Terriers, Dachshund y el Basset Hound son más predispuestos a manifestar esta conducta debido a su innato comportamiento de caza de presas pequeñas que alcanzan escarbando.
Dentro del grupo de mayor probabilidad también debemos sumarle a los machos enteros (no castrados) en los cuales, debido a estimulaciones hormonales, aumenta el interés por escapar.
De la misma manera los animales que pasan mucho tiempo solos en ambientes propicios para excavar (jardín) suelen ser candidatos a realizar esta conducta.
¿Qué factores ayudan a que se presente esta conducta?
– Falta de ejercicio adecuado
– Un ambiente poco enriquecido con desafíos para que el perro dirija su atención hacia otras tareas
– Altas temperaturas y falta de refugio
– Machos enteros que quieran escapar para encontrar pareja
– Animales jóvenes y muy activos
– Administración de objetos, como por ejemplo huesos que el perro esconde para buscarlos más tarde.
Podemos aproximarnos mucho a la, o las causas que provocan la excavación, si logramos diferenciar algunos detalles que serán de suma importancia.
Identificar cuando excava puede darnos alguna información:
Del mismo modo, es útil tener en claro donde realiza los pozos el animal
Debemos prestar atención a lo que obtiene el animal cuando realiza los pozos. Si luego de hacerlos, el animal obtiene nuestra atención, logra llegar a otros perros, etc, puede funcionar como refuerzo positivo y continuar el problema.
Es necesario de todos modos interpretar el lenguaje corporal del perro y reconocer signos de ansiedad o angustia en el momento que realiza los pozos. Estos signos se traducen en jadeos, ladridos, marchas de un lado hacia otro, etc.
Resulta imperioso consultar a su Veterinario si convive con este problema, no olvidemos que otras enfermedades pueden contribuir a que este comportamiento aparezca y debemos descartarlas.
Qué debemos hacer
– Lo primero que debemos hacer es recurrir a nuestro Veterinario.
– No castigar. En este tipo de problemas el castigo funciona muy poco ya que debe ser inmediato y efectivo, algo muy difícil debido a la falta de tiempos y ausencias en casa.
– Debemos implementar un ejercicio físico acorde a las necesidades del perro. Algunos necesitan de unos 40 minutos diarios, otros menos.
– Realizar juegos interactivos con los integrantes de la casa. Podemos hacerlo con juguetes, ejercicios de obediencia, tirar objetos y que los traiga, etc.
– Se puede ayudar a determinar un área donde si podrá excavar. No olvidemos que este comportamiento es normal en ellos, por lo tanto podemos destinar un área con tierra levantada, objetos escondidos. De la misma manera podemos modificar las otras para que sean menos atractivas.
– No debemos darle objetos que lo estimulen a enterrarlos (huesos, orejas o alimentos que duren demasiado tiempo).
– Brindar acceso a lugares frescos en verano y a algún resguardo en el invierno.
– Eliminar cualquier beneficio que el animal gane si se escapa de la casa (vecino y comida, niños, golosinas).

¿Cómo prevenirlo?
– Ejercicio físico, juegos e interacciones con los integrantes de la familia
– No brindarle objetos, golosinas o huesos de larga duración
– No dejar tierra libre en el terreno
– Otorgarle refugio y zonas frescas de fácil acceso
Para finalizar, el comportamiento de excavación, que tiene sus orígenes en la exploración y el juego, disminuye a medida que el perro crece.
Entender que nuestras mascotas llegan antes que nosotros a la vejez y pensar en sus inevitables consecuencias muchas veces resulta difícil de creer inclusive para nosotros los Veterinarios.
El paso del tiempo en los animales de compañía tiene su propio reglamento y difiere mucho del que nosotros entendemos como normal.
Pero llegar a viejo no significa el final de nada sino todo lo contrario, es el empezar de una etapa muy particular en donde nuestro “amigo o amiga” necesita un tiempo más para ser cuidado por parte de nosotros.
Aunque parezca mentira muchas veces en la clínica nos topamos con personas que tienen “el don” de diagnosticar y decidir cuándo es el momento ideal para finalizar la vida de su mascota. Dichos como “ya no quiere más nada”, “no ladra como antes”, “no ve nada el pobre” o “se hace encima” son moneda corriente en la consulta.
De igual manera existen personas que no están preparadas para enfrentar la pérdida y realidad de su mascota y extienden de sobremanera la vida de su mascota sin buscar una solución digna y sin sufrimiento para su mascota.
Cada vez más la ciencia nos da herramientas para enfrentarnos al inevitable paso del tiempo y lograr extender los años de vida de nuestra mascota. Del mismo modo nos da mayor conocimiento para explicar los comportamientos que aparecen en esta etapa y con ello, buscar formas alternativas de tratamiento para aumentar la calidad de vida del animal.
¿Cuándo una mascota es considerada adulto mayor o geronte?
En general decimos que una mascota (perro y gato) entra en su etapa de vejez, adulto mayor o geronte cuando sobrepasa los 7 años de edad aproximadamente. Es a partir de ésta que pueden aparecer con mayor probabilidad algunas patologías que se superponen unas con otras con mayor frecuencia que antes.
Las que se establecen con mayor frecuencia son: pérdida progresiva de visión y audición, acumulación de sarro en sus dientes, dolencias y problemas articulares, problemas de piel entre otros.
Muchas de estas afecciones son aceptadas por los dueños y son tratadas como corresponde, pero no todos entienden que este tipo de patologías comúnmente traen consigo cambios en el comportamiento de nuestra mascota.
Un animal con artritis, dolorido y con una visión disminuida puede reaccionar de manera más irritable y agresiva frente a un evento que antes no causaba reacción. Ello no implica que el animal haya perdido la “cordura”, sino que los procesos antes mencionados lo llevan a tener menor tolerancia a ciertas situaciones.
En general una vez que los causantes del cambio de conducta se solucionan, el animal vuelve a su comportamiento habitual.
A su vez, la pérdida de las capacidades sensoriales y el aumento de dolencias propias de la edad aumentan las respuestas de miedo y ansiedad, siendo muy habitual que perros viejos puedan manifestar como una regresión a su etapa juvenil y comiencen de nuevo a romper cosas de la casa cuando quedan solos.
Pero también se ha registrado que algunos animales con el correr del tiempo sufren un proceso de envejecimiento que causa cambios degenerativos en el Sistema Nervioso Central, provocando una serie de alteraciones en la conducta. Este proceso patológico se conoce técnicamente como Síndrome de Disfunción Cognoscitiva y equivaldría a lo que en humanos conocemos como Demencia Senil o más precisamente enfermedad de Alzehimer.
Esta comparación se basa en la similitud de los síntomas (salvando las distancias entre el comportamiento humano y animal) y por la similitud de los cambios degenerativos del Sistema Nervioso Central que ambos presentan.
Esta enfermedad aparece como resultado del envejecimiento del cerebro que trae consigo alteraciones en el aprendizaje, memoria, cambios en la conducta que modifican la percepción y la forma de reaccionar frente a diferentes estímulos.
¿En quiénes aparece y cómo se manifiesta?
Esta afección aparece en un gran porcentaje de animales, aunque la mayoría de los casos no llegan a ser diagnosticados.
Algunos estudios hablan de porcentajes mayores al 60% en pacientes cuyas edades oscilan entre los 11 y 16 años.
Si bien se ha logrado comprender el proceso microbiológico que ocurre a nivel celular y los cambios estructurales que ocurren al mismo nivel, aún no hay consenso general sobre la o las causas responsables de la aparición de este síndrome, pero si se relaciona directamente con el paso de los años.
Síntomas:
Los cambios en la conducta que aparecen a consecuencia del progreso de la enfermedad deben ser evaluados primero para descartar cualquier proceso patológico que explique los síntomas. Los cambios relacionados al síndrome se reagrupan en:
– Alteración de la forma de relacionarse con las personas de su entorno. Puede comprender desde una menor necesidad de afecto o ignorarnos totalmente, hasta un aumento muy marcado de dependencia para con nosotros.
– Eliminación de orina o heces en lugares indebidos. Muchas veces lo hacen sin tener en cuenta el lugar, la presencia o no de nosotros y la situación que ocurra en el momento.
– Desorientación. Parece que muchas veces no reconoce lugares ya conocidos, miradas fijas a objetos o lugares por intervalos de tiempo prolongados, caminatas por la casa sin reconocer un objetivo claro que las cause, problemas para encontrar el plato de comida, pararse en el lado erróneo de la puerta, rascado excesivo, quedarse atrapado entre muebles, etc.
– Cambios en los momentos de descanso y actividad. Muchas veces se invierte, duermen de día y caminan por las noches, pérdida de la calidad y el tiempo del sueño, ladridos en la noche de forma excesiva y sin sentido.
– Disminución y pérdida de memoria y la capacidad de aprender nuevos desafíos. En general parecen no reconocer personas o animales habituales en el hogar, responde menos a las órdenes simples.
– Disminución de la actividad general. Se puede encontrar falta de interés por la comida, o ser más selectivo en su dieta, aumento o perdida del acicalamiento, desinterés por el entorno que lo rodea, etc
En general los signos que más se describen por parte de los dueños son la pérdida de los hábitos higiénicos y la desorientación que manifiesta el animal en ambientes familiares.
¿Qué hacer en estos casos?
Antes de pensar en cualquier terapia para modificar el comportamiento del animal, debemos concurrir a una consulta con un profesional Veterinario.
Esto es un requisito clave ya que debemos descartar problemas físicos que lleven a la modificación de la conducta en cuestión. A su vez, esta patología puede convivir con otras que también afecten el estado general del animal y por ello deben ser evaluados.
Debemos saber que esta enfermedad no se cura, por lo tanto pensar en volver a convivir con el perro o gato de antes no será una opción. Al ser un proceso progresivo y degenerativo, las armas que utilizamos para combatirlo tienen como objetivo mejorar la calidad de vida del paciente y establecer alguna mejoría en los signos clínicos.
Dentro del conjunto de pautas terapéuticas que pueden ser útiles en estos casos, se debe pensar en fármacos que podrán ayudar a la función cerebral, se debería incorporar frutas y verduras en la dieta con el fin de enriquecer los nutrientes antioxidantes y establecer una pauta terapéutica con el objetivo de reintroducir a la mascota al núcleo familiar.
Tanto la terapia farmacológica como nutricional deben ser indicadas por el profesional actuante ya que dependen mucho de cada paciente.
De todos modos, si su mascota llego a edades avanzadas, antes de tomar cualquier decisión es recomendable consultar al respecto. Me resulta muy natural que su perro de 14 años ladre menos, camine poco y pase durmiendo, al igual que un abuelo de 90 años. Eso no significa que no quiera levantarse a comer mañana.
Dentro de los tantos mitos, refranes y verdades a medias sobre el comportamiento de los animales de compañía existen algunos que a la mayoría de nosotros nos resultan familiares. “La curiosidad mato al gato”, “no conoce el peligro como el gato chico” o “ la renguera del perro”.
En este último caso si bien desconozco su origen, puedo si asegurar que tiene un componente verdadero y que ocurre seguido en nuestras mascotas.
En etología clínica veterinaria existe un espacio para este tipo de comportamientos denominándolos «llamado de atención» y que se expresa tanto en perros como gatos.
A continuación explicaremos el origen de este comportamiento, ¿por qué aparece?, ¿cómo se manifiesta?, y algunas pautas para corregirlo.
¿A qué se refiere el término «llamado de atención»?
En los animales de compañía este comportamiento sirve tanto para transmitir u obtener algún tipo de información sobre el círculo social y ambiente donde se encuentra. Esto significa que en determinadas situaciones que provocan estrés, miedo o cierta inconsistencia utilizan recursos para obtener mejores resultados que los que han obtenido hasta el momento y por repetición este comportamiento se prolonga en el tiempo.
Dentro del repertorio para expresar el llamado de atención en perros podemos encontrar:
– Vocalizaciones (sean ladridos o gemidos)
– Tocan el objetivo que quieren con la pata
– Caminan de un lado al otro o siguen a sus dueños
– Dejan de comer para obtener mejores opciones alimenticias
– Hociquean
– Seguirse la cola o morder el aire que pueden indicar que exista además algún desorden compulsivo
Gatos:
– Destruir objetos
– Saltar en lugares inapropiados
– Maullar
– Pedir comida
– Caminar entre las piernas
También pueden ser parte del repertorio una variedad de signos que podrían corresponder a problemas supuestamente médicos como contracciones musculares (temblores que parecen ser por frío), claudicación de algún miembro ( renguera), diarrea y vómitos.
¿Cómo se originan?
Muchas veces que un perro no apoye alguno de sus miembros tiene su origen real debido a un golpe, mal apoyo, etc que resulta doloroso y por ende el animal no puede desplazarse de forma normal. Pero al manifestar ese signo muchas veces el perro o gato logra captar una mayor atención por parte del dueño y de esa manera, al verse beneficiado por tal comportamiento, los animales retienen la conducta más allá del tiempo que dura el proceso patológico que origino la conducta.
Lo interesante es que muchas veces el perro al lograr más beneficios y tiempo por parte del dueño, olvida cual es el miembro originalmente afectado y no apoya el miembro equivocado. Pasa mucho cuando llevamos al perro a la consulta veterinaria debido a que no mejora el problema inicial y milagrosamente frente al profesional nuestra mascota parece milagrosamente sana.
No necesariamente debemos mimarlo o beneficiarlo para que se manifieste esta conducta, muchas veces con solo mirarlo o hablarle es suficiente para lograr el objetivo de llamar la atención.
En algunos casos se manifiesta cuando miramos la televisión, hablamos por teléfono, descansamos o llegan visitas a casa. Todos estos momentos se relacionan con ignorar a la mascota y entonces aparece el problema.
Si existe convivencia entre perros en el mismo hogar muchas veces compiten por llamar la atención y “ganarle” el espacio al otro.
¿En qué animales aparece?
Esta conducta no tiene una predilección de raza, sexo ni edad pero se da con mayor frecuencia en hogares donde la convivencia con ellos es mayor, son más consentidos y los dueños están muy atentos a la salud del animal.
Siempre se llega a este diagnostico una vez que se hicieron todos los exámenes que descarten algún problema médico, ya que es más frecuente este tipo de problemas que el llamado de atención.
Por ello es imperioso que antes de pensar que nuestro perro o gato tiene esta conducta tan particular, debemos acudir a un Veterinario.
Muchas veces esta conducta acompaña a otro tipo de problemas de conducta como agresividad, ansiedad por separación, ansiedad generalizada, miedo o cambios en la rutina de la casa entre otras.
Capítulo especial cuando la mascota no quiere comer.
Esta forma de llamar la atención donde el animal deja de comer para lograr mayor atención por parte de nosotros debe ser diagnosticado una vez que ninguna investigación profesional logre explicar los motivos de la anorexia.
En estos casos lo que el animal busca es la forma en cómo los dueños suplican para que coma rechazando la comida. En general se intenta cambiar la comida, buscar comidas más sabrosas, incluso caseras pero el perro no come.
Una de las formas de llegar a este diagnostico es que el perro come cuando es alimentado por alguien que le presta poca atención y no lo hace cuando es alimentado por el dueño.
Existe tratamiento para este tipo de problemas pero debe ser monitoreado de cerca por un profesional ya que muchas veces la pérdida de peso puede ser un problema bastante peligroso.
¿Cómo se mejoran estos comportamientos?
Este tipo de problemas se mantienen por sus consecuencias y lo que se intenta en estos casos es utilizar el llamado método de extinción. Con ello buscamos eliminar el refuerzo positivo (nuestra atención) cuando se comporta de manera no deseada.
La clave para lograr el éxito será ignorar por completo al animal cuando ocurra este comportamiento. En los animales, ignorar implica no mirar, no tocar y no hablar. Solo cuando el perro o gato este tranquilo, sentado y sin manifestar ninguno de los síntomas antes mencionados recibirá afecto, atención y algún beneficio alimenticio.
Mientras que practicamos estas técnicas, seguramente el animal siga manifestando el problema cada tanto. Cuando ello ocurra se recurrirá a alejarse inmediatamente del animal levantándonos y abandonando la habitación. Con ello buscamos que la mascota vea que la conducta que antes lograba nuestro interés ahora lo aleja de nosotros y ya no trae ningún beneficio.
Obviamente muchas veces ignorar a la mascota todo el tiempo es una tarea casi imposible, pero no debemos renunciar. Existen técnicas para minimizar este hecho y con tiempo y el diagnóstico correcto el problema se resuelve en la mayoría de los casos en poco tiempo.
De niño recuerdo como se le pasaba el hocico a mi perro luego de orinar o defecar dentro de casa. Este método que parecía ser el más apropiado por la evidente cara del perro pidiendo una suerte de disculpas, hoy en día se sabe que no es el más adecuado para enseñarle a pedir para hacer sus necesidades.
En el caso de mi perro, la estrategia usada no dio sus frutos y siguió haciendo sus necesidades “a escondidas” cada vez que podía.
Gracias a los avances en los estudios sobre el comportamiento animal, hoy contamos con las herramientas necesarias para predecir los posibles momentos en los que nuestro perro hará sus necesidades y con paciencia lograremos el éxito en 2-3 semanas.
¿Qué no hacer?
Castigar a nuestra mascota luego de tan solo unos minutos de realizado el hecho no servirá de nada. Los perros tienen memorias a corto y largo plazo, pero este tipo de acciones se encajonan en la de corto plazo, por lo tanto el perro no sabrá porque usted le está pasando el hocico por su propia orina o materia fecal. Con ello logramos aumentar la ansiedad, la probabilidad de episodios agresivos y solo sirve para darle una información que el perro ya sabe, “eso es mío”
Por otro lado castigar de la manera que sea cuando el perro está realizando el acto en si mismo no aporta nada, todo lo contrario, el animal aprenderá a que defecar u orinar en frente a usted no es bueno y por lo tanto evitará hacerlo en su presencia, dentro y fuera de su casa.
Datos a tener en cuenta para comenzar a educarlo.
Cuando son cachorros los perros orinan y defecan posterior a 3 momentos fácilmente identificables.
1 – Luego de despertarse
2 – Luego de jugar o correr
3 – Luego de comer o tomar agua
Esta información resultará muy útil cuando hablemos de la estrategia para educarlos. El otro dato que se suma es que lo harán cada 2-3 hs dependiendo un poco de la rutina y del cachorro.
A su vez, debemos tener en cuenta que los perros en general no orinan o defecan en la proximidad del lugar destinado a la comida o al descanso, por lo tanto además de cronometrar los momentos en que hacen sus necesidades, es bueno controlar los espacios donde lo dejamos.
¿Cuál es el método entonces?
Es recomendable comenzar en la noche. Antes de irnos a dormir y después que el perro coma podemos salir a pasear. Si no realizo nada fuera de casa, debemos limitarle el espacio de forma tal de estar presentes evitando que encuentre espacios adecuados en el resto de la casa. Con ello conseguimos también que se quede en el lugar donde come o duerme asegurándonos que allí difícilmente orine o defeque.
Si no hace nada podemos volver a intentar sacarlo, si hace algo debemos premiarlo con algo rico. Si no realiza nada volvemos y lo dejaremos en ese espacio reducido.
A la mañana siguiente es bueno despertarse un poco antes de lo habitual (unos 30 minutos).
Lo primero que debe hacer es sacar al perro del lugar donde lo dejo y llevarlo al lugar donde quiere que haga sus necesidades. En ese momento es importante premiarlo y felicitarlo cuando lo haga. De regreso debemos colocarlo en el mismo lugar.
Luego de dos o tres horas hay que repetir el procedimiento estimulándolo con palabras destinadas a que entienda que va a salir.
Si el perro comió, tomo agua, jugó o recién se despierta, 10 minutos después es el momento apropiado.
Siempre hay que llevarlo al mismo lugar y premiarlo cuando haga sus necesidades. Luego de unos días el tiempo de intervalo entre salidas puede ir aumentando hasta llegar a unas 5 o 6 horas dependiendo de la edad del cachorro.
A unos 15 días de comenzado el entrenamiento, el perro podrá dormir suelto dentro de su casa.
Si el perro hace en lugares inadecuados, debemos lavarlo y desinfectarlo para evitar que vuelva al mismo lugar. El uso de agua, detergentes, vinagre y alcohol resultan efectivos en este aspecto.
Cachorros y diarios/pañales
Son muchas las personas que recurren al uso de estos accesorios sobre todo en las primeras semanas de vida del cachorro, pero son pocas las personas que saben implementarlo correctamente.
Para que funcione debemos hacerle entender al cachorro que los diarios o pañales son los lugares adecuados y para ello debe relacionarlo con un evento beneficioso.
Lo primero que se debe hacer es colocar los diarios en los lugares correctos.
Muchas veces el cachorro come o duerme en la sala y colocamos los diarios en lugares inaccesibles para él debido a las distancias.
Lo ideal es poblar el suelo de diarios cercanos al lugar donde come y duerme. Una vez que el cachorro comience a utilizar los diarios, debemos premiarlo con algo rico y estar atentos a los movimientos posteriores del cachorro.
Es muy probable que dentro de dos o tres horas quiera hacer de nuevo sus necesidades y es ahí donde debemos llevarlo o dirigirlo hacia los diarios y estimularlo a que lo haga. Cuando ello ocurra, debemos premiarlo nuevamente.
Muchas veces el tiempo entre la realización de sus necesidades depende de lo que coma y la cantidad de agua que ingiera, por lo tanto no solo debemos estar atentos a la hora sino que debemos observar al cachorro en los momentos previos a orinar o defecar. En general se desplazan lejos de la comida o del lugar de descanso y comienzan a olfatear el piso buscando el lugar adecuado. Para poder ver este comportamiento debemos limitar el espacio del cachorro para observarlo directamente.
Una vez que el cachorro entendió que los diarios o pañales son los lugares adecuados para realizar sus necesidades podemos comenzar a disminuir la cantidad de éstos en el suelo y con el tiempo, si todo funciona correctamente, existirá uno o dos diarios destinado a ello y serán utilizados sobre todo cuando el animal está solo y no puede salir de casa.
La tarea parece ardua, pero rápidamente el cachorro comienza a entender lo que queremos transmitirle. Simplemente necesitamos paciencia y un poco de trabajo intenso las primeras semanas.
Es importante saber que no importa la edad que tenga el perro, siempre puede aprender a hacer sus necesidades como corresponde.
En el artículo anterior hablamos sobre los tipos de agresividad que existen en los perros y desarrollamos la agresividad jerárquica en profundidad.
En los gatos, su relación con sus pares y con nosotros es distinta a la de los perros, no existe un orden social tan establecido como en los caninos y por lo tanto la agresividad cuyo origen puede ser la confusión en cuanto al mandato del grupo no se desarrolla. Pero al contrario de lo que muchos piensan, si existe agresividad hacia las personas, pero de origen muy distinto.
Los tipos de agresión felina, en general están dirigidas hacia personas que viven en la casa y hacia otros gatos que viven dentro o fuera de la casa.
Al igual que en el caso de los perros, las causas que provocan la agresividad pueden ser puramente de origen en conductas inadecuadas o pueden ser por enfermedades orgánicas que llevan a que el gato se muestre irritado y agresivo.
Es por ello que necesariamente debe ser evaluado por un profesional antes de pensar que nuestro gato tiene un problema personal con nosotros.
Dentro de las causas de origen comportamental podemos clasificarlas como:
– agresión redirigida
– agresión relacionada con el juego
– agresión relacionada con miedo
– agresión relacionada con caricias
– peleas entre machos
– agresión territorial
Hablaremos de las que son más importantes o frecuentes, quedando abierta la posibilidad de consulta sobre las otras.
AGRESION REDIRIGIDA:
Este tipo de agresividad aparece cuando hay un estimulo que es el responsable de la conducta agresiva, pero no es accesible para el gato, de forma que éste dirige su agresión hacia un objeto o estímulo alternativo, que en la mayoría de las veces resulta ser una persona.
Los ejemplos son varios. Puede ser que el gato este siendo acariciado por su dueño y un sonido de timbre, ambulancia o algo que lo irrite aparezca en escena y al no poder acceder a ella, se la agarre con nosotros. Otro ejemplo frecuente es cuando llegamos a casa con olores de otros gatos en la ropa o cuando nuestro gato ve por la ventana a otro gato y no puede acceder a él.
Lo que repiten los dueños es que el gato lo atacó sin razón aparente, de forma impredecible.
Si exploramos más en detalle a veces llegamos a recordar qué pasó en el momento previo al ataque o incluso puede pasar que nuestro gato tuvo una pelea con otro gato, nosotros lo separamos y redirigió el ataque hacia nosotros.
La clave en estos casos es identificar los posibles detonantes. Cuando nuestro gato muestra signos de irritabilidad, lo mejor es no interactuar con él.
Si los factores son identificables pero difíciles de evitar, es recomendable una consulta profesional para aplicar técnicas que modifiquen la forma de percibir esos factores por parte del gato para que sean beneficiosos y no irritantes
AGRESION RELACIONADA AL JUEGO:

Este tipo de problema comienza siendo gracioso y hasta estimulado por los dueños, pero luego de un tiempo pasa a ser molesto. El gato acosa, muerde y araña a una persona en movimiento como si estuviese jugando. En general es llevado a cabo por un gatito o gato en edad juvenil.
Este tipo de conducta puede aparecer cuando existe una privación del juego debido a que el gatito esta solo todo el día. Michas veces los fines de semana esta conducta disminuye ya que el gato tiene otros estímulos debido a nuestra presencia más prolongada.
Los gatitos huérfanos que han sido criados a mano por personas también están más predispuestos ya que solo se relacionaron con ellas y entienden que el juego es solo con ellos.
Podemos mejorar la situación de varias maneras.
1. Si estos ataques ocurren cuando llegamos a casa, debemos evitarlos. Podemos colocar al gato en otra habitación donde no pueda producir los ataques durante un par de horas. No es bueno jugar con nuestras manos o pies, ya que entienden que son parte del juego y luego seguirán buscando el juego de ese modo. A veces es bueno llevar pequeños juguetes o pedazos de papel en los bolsillos de forma tal que cuando el gato se acerque, tiremos los juguetes al piso y éste dirija su atención hacia el juguete en lugar de atacarnos.
2. Debemos establecer periodos de juegos regulares y apropiados usando juguetes apropiados; pelotas, ratones, objetos colgando suelen gustar y entretienen al animal. Estos momentos de juego pueden ser de 1 o 2 veces al día y deben realizarse lejos de las manos y pies.
3. Si las agresiones continúan, se puede sumar algún tipo de castigo remoto. El ejemplo que más funciona es rociar al gato con agua con una jeringa en los momentos previos al ataque de forma tal que el gato asocie la conducta con un evento desagradable. La clave es que no sepa de donde viene el agua para que funcione mejor.
De todas maneras, este tipo de conducta, disminuye considerablemente con la edad del gato.
AGRESION PROVOCADA POR CARICIAS:
Esta conducta es muy particular en el gato y no se sabe su origen ni tampoco se ha encontrado una cura. Aparece cuando el gato esta siendo acariciado con suavidad por una persona y, sin aviso, el gato gira y muerde o araña a quien lo estaba acariciando.
En general los que llegan a consulta con este problema son los dueños que más mimos le dan al gato. Lo que resulta muy particular es que el gato avisa del ataque pero los dueños no se percatan.
Luego de unos 30 segundos o minutos, el gato comienza a mover la cola y sus orejas se pliegan hacia atrás. Luego puede clavar las uñas en las piernas del propietario o muerde sus brazos o piernas.
Pero el problema es que el dueño al ver estos signos aumenta la intensidad de las caricias con el objetivo de calmarlo y apaciguarlo, aumentando así la posible agresión. La mejor explicación para esta conducta parece ser que los gatos tienen tolerancia limitada para ser acariciados.
Lo único que podemos hacer en estos casos es entender que las señales que nos da el gato antes de atacar no son para pedirnos más mimos, sino todo lo contrario. Cuando aparezcan estos signos, simplemente debemos dejarlo ir.
El éxito de la convivencia entre personas – mascotas pasa en gran medida por el afecto, compañía y seguridad que nos genera tener un perro en casa.
Pero en otros casos este vínculo deja de ser beneficioso y pasamos a convivir con un enemigo.
La agresividad es una de las causas por las cuales mucha gente decide abandonar o recurrir a la eutanasia ya que la convivencia se vuelve insostenible y peligrosa.

¿Qué es la agresividad?
Según Moyer (1968)*, se define como conducta amenazante o peligrosa que lleva, o le parece a un observador que lleva, hacia el daño o destrucción de algún objeto o entidad que le sirve de blanco.
Va a comprender desde expresiones faciales y actitudes corporales hasta ataques explosivos
Existen distintos tipos de agresividad que van a ser clasificadas de acuerdo a la/s causa/s que la provoquen.
Es así que existe la agresividad jerárquica competitiva o por dominancia, la territorial, por miedo, por dolor, intrasexual (entre machos, entre hembras), maternal, por juego, por enfermedades propias del animal, etc.
Dentro de esta gran clasificación la que sin dudas revierte mayor importancia dadas las repercusiones que puede tener en nuestra salud es, sin lugar a dudas, la jerárquica.
Agresividad Jerárquica
¿En quienes se manifiesta?
Según algunos estudios, este comportamiento se manifiesta con mayor frecuencia en machos enteros, seguido por machos castrados, luego por hembras castradas y por último hembras enteras.
No existe consenso general respecto a las razas que son más propensas a desarrollar este cuadro. Algunos especialistas e incluso países confeccionan razas potencialmente peligrosas, mientras que otros refutan sus conclusiones con elementos que también tienen una base sólida.
De todas maneras no es objeto de este artículo profundizar en ello aunque si amerita, podremos desarrollar el tema con más detalle a futuro.
¿Por qué aparece?
Al parecer la manifestación de este comportamiento sería el resultado de varias causas relacionadas directa o indirectamente entre si.
Los ancestros salvajes de los perros y los perros actuales viven en manadas o jaurías con un orden social bien establecido. Ello implica que alguno de los integrantes accede a los recursos más valiosos (comida, lugar de descanso, reproducción) con mayor facilidad y ésta se mantiene en un equilibrio más o menos regular.
Este tipo de privilegios trae consigo beneficios tanto para los animales de mayor rango como para los otros, ya que la existencia de líderes saludables y respetados en un grupo asegura el éxito colectivo tanto en la defensa como en la conquista de nuevos territorios.
Por lo tanto la conducta agresiva en un contexto adecuado es un comportamiento normal propios de la especie que al haber sido domesticada, trajo consigo los beneficios pero también sus reglas de juego.
Este comportamiento se iniciaría muy temprano en la vida del perro. Cuando son cachorros y jóvenes los juegos con sus hermanos comienzan a definir la relación entre ellos ya sea por medio de victorias y derrotas o resultados frente a determinados recursos (acceso al alimento, juguetes, lugares etc).
Si además le sumamos que muchas veces nosotros otorgamos ciertas concesiones, dejamos que obtenga algunas victorias, etc, el cachorro puede comenzar a entender que la lucha por ellos (los recursos valiosos) a futuro, no es ilógica.
El ejemplo más claro y fácil de entender es la forma como jugamos con ellos. Si accedemos al juego cuando quieren y al finalizar el mismo ellos se quedan con el juguete, es probable que interpreten que el control está en su poder. De la misma manera, si comen antes o en el mismo lugar que nosotros, duermen con nosotros y obtienen atención y mimos con comportamientos demandantes y no tranquilos, es factible que empiecen a almacenar en su disco duro que el liderazgo no está del todo claro y por ende, se puede acceder a él.
Aparece entonces el aprendizaje como un factor relevante. El cachorro aprende que manifestarse agresivo en algunos momentos del día le trae beneficios y se instala como un repertorio más de conducta normal que usara a futuro si no obtiene lo que demanda.
Este comportamiento no es absoluto, o sea, no será dominante frente a todos los recursos o situaciones de la casa, solo lo hará frente a los que él considera importantes y va a manifestarse de manera distinta entre los individuos del grupo, sean hermanos o personas.
¿Cuando aparece?
En general comienza a manifestarse cuando el perro tiene entre 1 y 3 años de edad.
¿Cómo se manifiesta?
La agresividad puede aparecer entre otras causas cuando:
– Nos acercamos a la comida o intentamos tocarla
– Intentamos sacar un juguete de su boca
– Castigo o darle una orden
– Molestarlo cuando duerme o descansa
– Tirar de la correa, ponerle el bozal
– Levantar los brazos de forma amenazadora hacia él
– Bañarlo, cepillarlo, limpiar orejas.
– Mirarlo a los ojos fijamente.

¿Existe tratamiento?
Va a depender del grado de agresividad que tenga nuestra mascota y la duración del problema. En casos donde el problema sea de larga data, el pronóstico suele ser peor.
También depende de las personas que integran el hogar. Cuando existen niños o personas ancianas el riesgo es mayor que la posible solución.
En cualquier caso lo importante es saber que una vez instaurado, ningún castigo o receta televisiva de “dominancia- sumisión” serán efectivas. Debemos entender que por más reprimendas físicas que instauremos, los perros y nosotros tenemos lenguajes corporales distintos por lo tanto, aunque sea doloroso para el perro, siempre va a ganar los episodios de conflicto.
Personajes ajenos a la casa podrán llegar con soluciones a corto plazo con posturas, gritos y hasta humillaciones para el perro. Pero luego se van y el problema no se origina en “quien es el más fuerte”, sino que se origina como vimos, en factores inherentes a la convivencia diaria y la relación con los recursos.
Por lo tanto es imperioso dirigirse a un profesional Veterinario para que diagnostique el problema y evalué las posibilidades de tratamiento.
Incluso muchas veces existen junto con los problemas de manejo en la mascota, desórdenes de origen neurológico que solo un Veterinario podrá evaluar y tratar.
¿Cómo prevenirlo?
El período de sociabilización (3 semanas a 3 meses de edad) parecería ser un momento clave para trabajar con nuestro perro.
Aquí la consulta con su veterinario es clave y los puntos que se deberán evaluar y ajustar son:
A. Establecer de forma clara y constante el lugar donde comen y los horarios.
B. Determinar el lugar donde dormirá
C. Realizar juegos controlados e iniciados por nosotros.
D. No ser permeable a los llamados de atención.
Qué debemos evitar?
*(Moyer, K.E., 1968. Kinds of aggression and their psysiological basis en Communications in Behavioral Biology. Vol. 2. Pittsburgh, PA. y en Moyer, K.E. The psychobiology of aggression. New York: Harper y Row, 1976, p. 402)
En uno de nuestros artículos ya expuestos hablamos sobre efectos y medidas preventivas de los fuegos artificiales que se acercan en estas fechas.
No obstante en estas fechas comienza a tomar protagonismo otro factor que aunque silencioso puede causar malestar, enfermedades y hasta la pérdida de nuestra mascota. Hablamos del sol y sus repercusiones si no tomamos las medidas adecuadas.
Vamos a centrarnos en un tipo de problema que comúnmente se presenta en la clínica pero aún hoy resulta difícil incorporar a nuestro paquete de datos preventivos.
Comenzaremos entonces a descubrir, entender y aprender a prevenir lo que comúnmente se conoce como Golpe de Calor, hipertermia o insolación.
¿Qué significa?
Es una elevación de la temperatura corporal que supera la capacidad de los mecanismos que tienen tanto perros como gatos para compensar ese aumento y así poder eliminarlo
O sea, sin aviso el organismo se ve sobrepasado por el aumento de temperatura y comienza a funcionar mal, al punto tal de generar daños en todos sus sistemas y órganos vitales llegando incluso a la muerte.
¿En quiénes se produce?
Este proceso aparece en aquellas mascotas que son expuestas a temperatura ambiente elevadas muchas veces con estados de estrés significativos por ambiente reducido, espacio cerrado, dentro de un auto, etc.
Los perros no tienen la capacidad de disipar calor de su cuerpo por medio de la sudoración como nosotros o al menos la tienen bastante disminuida. La mayor fuente para eliminar el calor corporal es el jadeo y un pequeño porcentaje lo hace a través de la sudoración en sus almohadillas plantares (patas) y nariz, siendo estas dos últimas insuficientes como único medio de disipar el calor.
Si a esta información le sumamos un entorno ambiental adecuado como para que exista realmente una temperatura elevada, llegamos a un golpe de calor.
Estos factores se pueden resumir en:
– Altas temperaturas o temperaturas moderadas luego de días sofocantes
– Humedad elevada
– Balcón, patio pequeño o azoteas
– Poca disponibilidad de agua
– Dejarlo en el auto
– Falta o escasa sombra
– Mala ventilación
– Suelos de cemento
A su vez existen factores que pueden contribuir a la aparición del cuadro que son propios del animal. Los que se destacan son:
– Animales muy jóvenes o muy viejos
– Obesidad
– Color de piel (los negros absorben más calor)
– Enfermedades cardíacas o respiratorias
– Estrés
– Ejercicios en horas inadecuadas
– Razas: los braquicéfalos (entiéndase Boxer, Bulldog) están más predispuestos debido a la conformación anatómica del aparato respiratorio. Gatos persa por su pelaje. De todos modos cualquier raza de perro y gato corre riesgo de presentar este problema si es expuesto a las condiciones antes mencionadas.
– Bozal. Si bien en algunos países es obligatorio, sepamos que si salimos en horarios de mucho calor con el perro y su bozal, éste disminuirá la posibilidad del jadeo y con ello aumentaran las chances de una hipertermia.
¿Cómo darnos cuenta que estamos frente a un golpe de calor?
La temperatura corporal normal de los perros es de 38-39ºC y en los gatos 38,5-39º C (aproximadamente).
Los síntomas del golpe de calor comienzan a aparecer superado estos valores y cuando llega a los 42ºC, los daños tanto a nivel celular como orgánicos pueden ser irreversibles
Los síntomas van desde:
– Decaimiento o falta de fuerzas
– Temblores musculares
– Mucosas de color azul o morado
– No quiere moverse y si lo hace se desplaza como tambaleándose
– Saliva espesa
– Respiración dificultosa o aumentada
– Aumento de la frecuencia respiratoria
– Vómitos y diarrea
– Convulsiones
Estudiándolo más a fondo puede presentar:
– Insuficiencia hepática
– Insuficiencia renal
– Hemorragias gastrointestinales
– Edema cerebral
¿Qué hacer en estos casos?
Debido a que es una urgencia médica debemos llamar al médico Veterinario de inmediato. Mientras lo esperamos o si nos dirigimos nosotros a la clínica, podemos empezar a actuar para minimizar los riesgos. Recordemos que hay que hacerlo de forma gradual y no pasarnos al otro extremo (hipotermia).
Lo ideal sería:
– Sacarlo de la zona de exposición solar
– Con paños mojados en agua humedecer la zona del cuello y cabeza, no envolviéndolo o tapándolo, sino que con simples toques. Otra opción es usar un pulverizador con agua
– Humedecerle la boca sin forzarlo a beber y si bebe, que no lo haga en exceso
– Colocar paños fríos en nariz, ingle y axilas
– Llenar un recipiente con agua (a unos 20ºC) e introducir sus patas en él.
– Si es posible colocar en las cercanías un ventilador para renovar el aire de forma más eficiente.
Es de vital importancia que sea evaluado por un Profesional, ya que además de la temperatura elevada y sus consecuencias, el animal ha perdido minerales imprescindibles para el normal funcionamiento y deben ser repuestos de forma adecuada y a criterio del profesional.
Debido a que la causa de este trastorno está directamente relacionada con las altas temperaturas, debemos estar atentos o evitar ciertos momentos.
– No dejar al perro o gato en el auto si el día es caluroso, algunos estudios indican que la temperatura puede aumentar 0,7ºC por minuto y si tenemos un día de 30ºC por ejemplo, en 30 minutos ese auto esta casi en los 50ºC.
– Evitar salidas o paseos largos en horarios de extremo calor, o en su defecto hacerlo en lugares con sombra y con agua disponible.
– Si debemos dejarlo afuera por los motivos que sean, pensar en sombras disponibles para todo el día. Muchas veces nos vamos de mañana y tenemos sombra, pero en el transcurso del día ésta se va desplazando a lugares que el animal no puede acceder.
– Dejar siempre recipientes con agua limpia y fresca
– Sacarlo a pasear temprano a la mañana o de tardecita.
– Si viajamos con él en auto, llevar toallas húmedas y agua. Cada tanto refrescarlo
– Darle de comer en horarios de menor intensidad térmica, sea de mañana o a la noche.
– Si salimos con bozal, que las salidas sean fuera del rango de 10 a 18hs. Recordemos que el jadeo es vital para evitar la hipertermia.
Antes de meternos de lleno en este tema es necesario aclarar algunos puntos que creo conveniente.
Es evidente que resulta imperioso lograr un buen relacionamiento entre nuestro perro y el bebé, ya que las repercusiones de este problema pueden ser peligrosas.
De todos modos la resultante normal de esta nueva convivencia en general es adecuada, equilibrada y hasta amistosa. Esto no implica que siempre sea así por lo tanto me parece adecuado profundizar y explicar la manera que tienen nuestras mascotas de interpretar llegada del nuevo integrante y así, será muy fácil influenciar positivamente en esa relación.
Cuando nace un bebé es obvio que nuestras rutinas, el paisaje del hogar, los sonidos y el tiempo para el perro cambian. En este punto no hay nada que hacer al respecto ya que no pretendo que un nacimiento pase a segundo plano en la familia.
Ahora bien, nosotros con un poquito de dedicación y tiempo podremos hacer que el perro también entienda que este nuevo integrante es de las cosas más importantes y positivas que le pudo pasar.
Muchas veces antes de nacer el bebé, el perro es el centro de atención familiar que deriva en juegos, mimos, paseos y hasta lugares protagónicos a la hora de mirar televisión. Pero todo ello (o la mayoría) se ve trastocado o incluso desaparece justo en el momento que llego el nuevo integrante, parecería lógico pensar que el culpable de ello es el bebé.
Si se le suma nuestro cambio a la hora de interactuar con él producto de temores justificados que se traducen en NO, SALÍ, OJO etc etc.. el perro seguirá sumando motivos para no enamorarse mucho de la causa bebé.
Por último y para completar, esta ignorancia y/o rezongos se producen cuando el niño está en su campo visual , pero cuando éste se va (ya sea a dormir, comer, etc.), toda nuestra atención y mimos vuelven al perro. Ergo, evitemos que este bebé siga en esta casa. Lamentablemente las armas o métodos que utilizan para ello muchas veces pueden terminar en verdaderas tragedias.
Entendido este punto, deberíamos intentar que nuestro perro sólo reciba atención, comida, mimos, juegos o lo que se nos ocurra en presencia del bebé y cuando éste no está presente el perro será duramente ignorado y no recibirá ningún beneficio por la ausencia del niño.
Sin embargo la llegada del bebé no solo implica la presencia física en casa, sino que trae consigo ruidos, olores, juguetes, nuevos artefactos y hasta nuevos horarios. Por ello, el trabajo de habituar al perro a la llegada del bebé lo podemos empezar antes que nazca.
Por lo tanto dividiremos los consejos en: Antes del nacimiento, durante el nacimiento y finalmente la llegada a casa.
1– Deberíamos en este momento acostumbrar al perro a los accesorios (juguetes por ejemplo), mobiliarios (coche, cuna) y demás artículos que comienzan a llegar a casa para recibir al bebé.
La forma es sencilla, el perro debe ver y oler lo nuevo y debemos reforzar de forma positiva (caricias o golosinas) cuando se comporta de forma tranquila.
A su vez es importante comenzar de a poco a mover el coche como cuando lo haríamos con el bebé y también se le dará recompensas por su conducta calma.
Si se pone nervioso volvemos al punto inicial y probamos mas tarde de forma más progresiva.
2– Aunque parezca raro, debemos evitar los tonos de voz que usaremos con el niño ya que ello puede confundir al perro. Esos tonos resultan un estímulo , pero cuando llegue el bebé no serán dirigidos a él y eso puede confundirlo.
3– Existen en internet grabaciones de llantos de bebé que se podrán comenzar a utilizar a modo de sonido ambiente pero cuando se hace, se le da alguna comida rica al perro de modo tal que cuando el bebé realmente llore no resulte una novedad o miedo sino que lo asociara con un episodio que lo beneficia, en este caso comida.
4– Es necesario practicar o resulta útil practicar órdenes de obediencia básicas como ven, sentado, etc, simplemente para lograr un control sobre el animal en situaciones que pueden sobrepasar su tranquilidad.
5– La postura que tendremos cuando el bebé este en nuestros brazos será distinta a la normal y eso al perro le causará al menos cierta intriga. Por lo tanto no está de más actuar con un muñeco las mismas posturas que sucederán realmente y cuando lo hacemos, se le ordena al perro que se siente y premia.
Seguramente al principio se excite pero no debemos castigarlo, sino que debemos dejar que explore la situación y una vez calmado, premiarlo por ello.
6– Previo al nacimiento ( unos días) debemos reducir la atención hacia él, solo ejercitando las practicas de obediencia. Buscamos así que el cambio no sea tan brusco y no relacione esto con la llegada del bebé.
Durante el nacimiento
1– Evitar que el perro pase mucho tiempo solo, si esto no es posible quizás buscar un familiar que lo pueda alojar por algunas horas resulta útil.
2– Llevar a nuestra casa alguna ropa que el bebé haya usado, sea una manta, media, etc, y dejar que el perro lo huela premiando la calma. De esta manera empezamos a relacionar el olor del bebé con buenas experiencias
1– Debido a que el perro no ha visto a su dueña por un tiempo es adecuado intentar que el primer encuentro sea dentro lo más calmo posible. Sacarlo a pasear mientras que ella llega a casa puede ser una buena opción.
2– El primer contacto de la nueva mamá con el perro debe hacerse sin el bebé, no olvidemos que el perro estará ansioso por el tiempo que paso sin verla. De esta manera evitamos posibles accidentes por exceso de cariño debido al tiempo sin verse.
3– Luego de la presentación, otra persona deberá acercar al bebé a donde se encuentra la madre y el perro. Es bueno tenerlo con correa ya que nos permite un mejor control. Es normal que el perro se interese por el bebé y debemos dejar que lo huela, siempre calmado y premiando ese comportamiento.
4– Si el perro no está interesado o se esconde no debemos obligarlo a la interacción. Dejaremos que se habitúe a la presencia de forma paulatina.
5– Los primeros contactos deben ser cortos pero efectivos, cuando el perro deja de concentrarse o pierde interés es mejor dejar los ejercicios para más adelante.
Claves:
Como dijimos al principio, para que el perro asocie al bebe con experiencias agradables se le debe brindar juegos, premios y los mejores mimos solo cuando se encuentra con él. Sin éste, el perro deja casi de existir para los demás integrantes de la familia.
Aunque nuestro perro sea el mejor ejemplo de todos y parezca el hermano mayor de nuestro bebé, nunca se debe dejar solo con el bebé. Si no hay adultos se deberá confeccionar algo que los mantenga separados.
Este artículo tiene el fin de explicar de forma resumida algunas estrategias para lograr un vínculo adecuado, pero los vínculos muchas veces son individuales y no generales por lo tanto resulta necesario asesorarse con un profesional Veterinario. Simplemente sepamos que existen formas correctas de actuar para que la llegada de un bebé sea traducida en un nuevo integrante y no en un nuevo problema.
La llegada de los primeros calores al país trae consigo una cantidad interminable de eventos, comidas, paseos, viajes, playas y muchos etcéteras que celebramos y recibimos de buena manera.
En nuestras mascotas algo parecido sucede respecto a sus rutinas y estímulos. Resulta evidente pensar que las salidas a modo de paseo con perro comienzan a prolongarse en el tiempo ya que el clima así lo amerita.
En el caso de los gatos este es el momento donde las hembras comienzan sus ciclos reproductivos y con ello, nuestros gatos comienzan a elaborar estrategias para escaparse y lograr una “relación pasajera”.
Pero para algunos perros y gatos este momento no les resulta en lo más mínimo agradable, lo sufren como pocos y eso se debe al inminente inicio de “la temporada” de fuegos artificiales.
Estos animales pueden mostrar en presencia de petardos una variedad de signos clínicos relacionados a la angustia, miedo y estrés que pueden ser en principio normales y terminar en fobias muy marcadas perjudicando su salud y en consecuencia su bienestar.
El miedo, sensación que todos conocemos, es una respuesta normal del organismo frente a nuevos estímulos que en principio se desconocen pero que una vez evaluadas las consecuencias no generan algo desafortunado para nosotros. La mayoría de nuestras mascotas pasan por estos episodios y logran adaptarse sin problema. De hecho el éxito de la supervivencia tiene que ver en parte, al mecanismo protector que genera el miedo frenta a lo desconocido.
Pero algunos no logran adaptarse al estímulo que desencadena el miedo inicial y aparece en ellos lo que llamamos fobias. Éstas se caracterizan por presentar signos de miedo en forma exagerada, que no disminuye con el tiempo sino que se mantiene y los signos que manifiestan parecen desproporcionados en relación al estímulo que lo provoca.
¿Cómo se originan estas fobias?
Como hablábamos en el artículo referente a la sociabilización de nuestras mascotas, existe gran consenso dentro de los especialistas que muchas de estas reacciones se deben a que el perro o gato no tuvo la suficiente exposición a estos ruidos en su etapa juvenil. Esto lleva a que tenga disminuidas las posibilidades de adaptarse a tales ruidos debido a que nunca escucho nada parecido y no sabe qué significado y consecuencias puede tener.
Algunos afirman que los cachorros nacidos en Octubre, Noviembre o principios de Diciembre serán menos propensos a manifestar miedos excesivos o fobias con los fuegos artificiales del próximo año ya que durante sus primeros meses de vida pasaron por su primer navidad y año nuevo conociendo esos ruidos sin ninguna repercusión negativa.
El ejemplo más claro se puede ver en los perros que trabajan con la policía. De cachorros son expuestos a los disparos de fuego mientras éstos reciben premios o caricias. Así al llegar a su etapa adulta el ruido de un disparo no genera nada en el animal.
Pueden existir también lo que conocemos como neo fobias o fobias adquiridas. Éstas se originan en aquellos animales que se habían adaptado a los ruidos fuertes pero por alguna razón en un momento dado ocurrió un evento desafortunado o traumatizante producto de esos ruidos. Los ejemplos van desde un encuentro casual con una bomba y su explosión demasiado cerca o juegos intencionados entre petardos y perros que resultan divertido para unos y trágicos para otros.
Otro factor que parece estar involucrado es el genético. Algunos estudios sugieren que el miedo y la predisposición a las fobias tienen una heredabilidad alta, por lo tanto es posible que los animales nacidos de padres miedosos tengan más posibilidad de manifestar este comportamiento.
En general la reacción de miedo se origina con el sonido de los ruidos artificiales pero el animal puede también asociar el humo de las bombas o las luces producto de los destellos y manifestar este comportamiento antes incluso que aparezcan los ruidos
Cuando aparece el estímulo desencadenante de la fobia (fuegos artificiales) nuestras mascotas pueden manifestar uno o varios de los signos que verán a continuación, no existiendo un orden a la hora de aparecer como tampoco un tiempo de duración.
Los más notorios son:
– Intentos de huida, se esconde o deambula
– Temblores
– Cola retraída, orejas hacia atrás, cabeza baja.
Si el problema persiste pueden aparecer otros síntomas asociados como:
– Salivación excesiva
– Se orinan y defecan
– Vómitos
– Ladridos excesivos y ruptura de todo lo que tenga a mano.
En los gatos, los signos más característicos son el escape y el ocultamiento, pero también puede aparecer problemas relacionados a cambios en los lugares donde orina y defeca, marcaje con orina e inclusive agresividad hacia nosotros.
¿Existen formas para prevenir este comportamiento?
Si nuestra mascota tiene entre 3 y 12 semanas estamos en el momento ideal para prevenir la aparición de este problema.
Debido a que su sistema nervioso esta en desarrollo y los centros donde se elaboran la respuesta de miedo aun están inmaduros, este es el momento indicado para actuar.
Lo que se hace son ejercicios controlados para asociar los ruidos fuertes con un beneficio para el cachorro. Se pueden usar globos inflados que se colocan a una distancia prudente del perro, los hacemos explotar y si el perro no manifiesta signos de miedo se lo premia con algo rico. Si muestra señales de miedo (se agacha, esconde, huye) nos está indicando que la distancia entre el globo y él son demasiado próximas.
Una vez que se acostumbre al sonido comenzamos a disminuir las distancias siempre dándole algún alimento rico o incluso jugando con él. De esta manera el cachorro entiende que la presencia de ruidos fuertes no solo no trae repercusiones negativas sino todo lo contrario, recibe comida y mimos cuando ellos aparecen.
¿Existen tratamientos una vez establecido el problema?
En los casos de animales adultos existen tratamientos que buscan desensibilizar las reacciones del animal cuando aparecen los ruidos y lograr así la habituación a los mismos. Muchas veces requieren de medicaciones adicionales para estabilizar algunas reacciones y así facilitar la instauración del programa de modificación de conducta.
Para ello es necesaria la consulta con un profesional veterinario ya que tanto el programa como la medicación tienen sus contraindicaciones y podemos poner en riesgo la salud del perro e incluso la nuestra.
Estas técnicas deben de iniciarse meses antes del período crítico de fuegos artificiales ya que son progresivas, llevan tiempo y aún así no se garantiza el éxito absoluto
¿Qué hacer entonces cuando se acercan estas fechas?
Debemos facilitar y acondicionar lugares adecuados para que el animal pueda refugiarse. Esto implica no solo retirar todos los objetos que puedan lastimar al animal sino que también se sugiere en el caso de tener ventanas, taparlas para que los destellos no aumenten el grado de ansiedad.
Es adecuado poner música de fondo para que disminuya al menos en parte el sonido ambiente protagonizado por los petardos.
No es aconsejable dejarlos solos, pero tampoco es aconsejable acariciar, mimar o hablarle al animal con el fin de explicarle la situación ya que esto funciona de forma inversa a lo que suponemos. Lo que el perro entiende en ese momento es que si manifiesta miedo, tiembla, llora y demás, nosotros lo acariciamos generando así un refuerzo positivo de sus actos. Manifestará entonces más miedo para recibir más caricias.
Podemos ejercitar al animal momentos previos a la jornada festiva de forma tal que llegada la hora crítica, éste se encuentra al menos cansado.
No debemos dejarlos afuera, un animal con una fobia hará cualquier cosa por escapar, pasará por lugares impensados y si llega a la calle, las posibilidades de accidentes o extravío son elevadas.
Existen drogas que son utilizadas en estas fechas que buscan al menos disminuir algo la ansiedad del animal. Éstas son drogas que además de los efectos buscados tienen una vasta lista de contraindicaciones y es por ello que no deberíamos comprarlas sin el consejo de un Veterinario.
Pensar en que en algún momento el uso de fuegos artificiales va a dejar de existir resulta al menos hoy en día poco probable, es por ello que debemos dirigir nuestra atención a mejorar y maquillar estos eventos para que nuestros amigos vivan las fiestas lo más tranquilo posible.
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