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19 Diciembre 2013

La agresividad en perros

El éxito de la convivencia entre personas – mascotas pasa en gran medida por el afecto, compañía y seguridad que nos genera tener un perro en casa.

Pero en otros casos este vínculo deja de ser beneficioso y pasamos a convivir con un enemigo.

La agresividad es una de las causas por las cuales mucha gente decide abandonar o  recurrir a la eutanasia ya que  la convivencia se vuelve insostenible y peligrosa.

mascota_agresiva_1

¿Qué es la agresividad?

Según Moyer (1968)*, se define como conducta amenazante o peligrosa que lleva, o le parece a un observador que lleva, hacia el daño o destrucción de algún objeto o entidad que le sirve de blanco.

Va a comprender desde expresiones faciales y actitudes corporales hasta ataques explosivos

Existen  distintos tipos de agresividad que van a ser clasificadas de acuerdo a la/s causa/s que la provoquen.

Es así que existe la agresividad jerárquica competitiva o por dominancia, la territorial, por miedo, por dolor, intrasexual (entre machos, entre hembras), maternal, por juego, por enfermedades propias del animal, etc.

Dentro de esta gran clasificación la que sin dudas revierte mayor importancia dadas las repercusiones que puede tener en nuestra salud es, sin lugar a dudas,  la jerárquica.

Agresividad Jerárquica

¿En quienes se manifiesta?

Según algunos estudios, este comportamiento se manifiesta con mayor frecuencia en machos enteros, seguido por machos castrados, luego por hembras castradas y por último hembras enteras.

No existe consenso general respecto a las razas que son más propensas a desarrollar este cuadro. Algunos especialistas e incluso países confeccionan razas potencialmente peligrosas, mientras que otros refutan sus conclusiones con elementos que también tienen una base sólida.

De todas maneras no es objeto de este artículo profundizar en ello aunque si amerita, podremos desarrollar el tema con más detalle a futuro.

¿Por qué aparece?

Al parecer la manifestación de este comportamiento sería el resultado de varias causas relacionadas directa o indirectamente entre si.

Los ancestros salvajes de los perros y los perros actuales viven en manadas o jaurías con un orden social bien establecido. Ello implica que alguno de los integrantes accede a los recursos más valiosos (comida, lugar de descanso, reproducción) con mayor facilidad y ésta se mantiene en un equilibrio más o menos regular.

Este tipo de privilegios trae consigo beneficios tanto para los animales de mayor rango como para los otros, ya que la existencia de líderes saludables y respetados en un grupo asegura el éxito colectivo tanto en la defensa como en la conquista de nuevos territorios.

Por lo tanto la conducta agresiva en un contexto adecuado es un comportamiento normal propios de la especie que al haber sido domesticada, trajo consigo los beneficios pero también sus reglas de juego.

Este comportamiento se iniciaría muy temprano en la vida del perro. Cuando son cachorros y jóvenes los juegos con sus hermanos comienzan a definir la relación entre ellos ya sea por medio de victorias  y derrotas o resultados frente a determinados recursos (acceso al alimento, juguetes, lugares etc).

Si además le sumamos que muchas veces nosotros otorgamos ciertas concesiones, dejamos que obtenga algunas victorias, etc, el cachorro puede comenzar a entender que la lucha por ellos (los recursos valiosos) a futuro, no es ilógica.

El ejemplo más claro y fácil de entender es la forma como jugamos con ellos. Si accedemos al juego cuando quieren y  al finalizar el mismo ellos se quedan con el juguete, es probable que interpreten que el control está en su poder. De la misma manera, si comen antes o en el mismo lugar que nosotros, duermen con nosotros y obtienen atención y mimos con comportamientos demandantes y no tranquilos, es factible que empiecen a almacenar en su disco duro que el liderazgo no está del todo claro y por ende, se puede acceder a él.

Aparece entonces el aprendizaje como un factor relevante. El cachorro aprende que manifestarse agresivo en algunos momentos del día le trae beneficios y se instala como un repertorio más de conducta normal que usara a futuro si no obtiene lo que demanda.

Este comportamiento no es absoluto, o sea, no será dominante frente a todos los recursos o situaciones de la casa, solo lo hará frente a los que él considera importantes y va a manifestarse de manera distinta entre los individuos del grupo, sean hermanos o personas.

¿Cuando aparece?

En general comienza a manifestarse cuando el perro tiene entre 1 y 3 años de edad.

¿Cómo se manifiesta?

La agresividad puede aparecer entre otras causas cuando:

–        Nos acercamos a la comida o intentamos tocarla

–        Intentamos sacar un juguete de su boca

–        Castigo o darle una orden

–        Molestarlo cuando duerme o descansa

–        Tirar de la correa, ponerle el bozal

–        Levantar los brazos de forma amenazadora hacia él

–        Bañarlo, cepillarlo, limpiar orejas.

–        Mirarlo a los ojos fijamente.

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¿Existe tratamiento?

Va a depender del grado de agresividad que tenga nuestra mascota y la duración del problema. En casos donde el problema sea de larga data, el pronóstico suele ser peor.

También depende de las personas que integran el hogar. Cuando existen niños o personas ancianas el riesgo es mayor que la posible solución.

En cualquier caso lo importante es saber que una vez instaurado, ningún castigo o receta televisiva de “dominancia- sumisión” serán efectivas. Debemos entender que por más reprimendas físicas que instauremos, los perros y nosotros tenemos lenguajes corporales distintos por lo tanto, aunque sea doloroso para el perro, siempre va a ganar los episodios de conflicto.

Personajes ajenos a la casa podrán llegar con soluciones a corto plazo con posturas, gritos y hasta humillaciones para el perro. Pero luego se van y el problema no se origina en “quien es el más fuerte”, sino que se origina como vimos, en factores inherentes a la convivencia diaria y la relación con los recursos.

Por lo tanto es imperioso dirigirse a un profesional Veterinario para que diagnostique el problema y evalué las posibilidades de tratamiento.

Incluso muchas veces existen junto con los problemas de manejo en la mascota, desórdenes de origen neurológico que solo un Veterinario podrá evaluar y tratar.

¿Cómo prevenirlo?

El período de sociabilización (3 semanas a 3 meses de edad)  parecería ser un momento clave para trabajar con nuestro perro.

Aquí la consulta con su veterinario es clave y los puntos que se deberán evaluar y ajustar son:

A. Establecer de forma clara y constante el  lugar donde comen y los horarios.

B. Determinar el lugar donde dormirá

C. Realizar juegos controlados e iniciados por nosotros.

D. No ser permeable a los llamados de atención.

Qué debemos evitar?

  1. Castigos inapropiados.
  2. Incoherencia en las decisiones por parte de los integrantes de la familia.
  3. Jugar cuando ellos lo requieren y que obtengan un resultado victorioso de los mismos (se quede con el juguete)
  4. Dar beneficios o cariño cuando el animal se manifiesta agresivo con el afán de calmarlo. 

*(Moyer, K.E., 1968. Kinds of aggression  and their psysiological basis en Communications in Behavioral Biology. Vol. 2. Pittsburgh, PA. y en Moyer, K.E. The psychobiology of aggression. New York: Harper y Row, 1976, p. 402)

Dr. Pablo "Ruso" Sehabiaga (25 Posts)

// Doctor en Ciencias Veterinarias, Facultad de Veterinaria Universidad de la República (UdelaR). // Curso de post graduación en Etología Clínica en Pequeños Animales. // Miembro de la Asociación Latinoamericana de Zoopsiquiatría (AVLZ). // Ayudante honorario de la Cátedra de Caninotécnia (UdelaR). // Columnista del espacio semanal "La mascota y su contexto" en Justicia Infinita (Océano FM 93.9).


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