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28 Marzo 2014

Ruego

Si existiera una especie de lista de quejas u oficinas que atiendan clientes molestos por el comportamiento que manifiesta su mascota, el ítem “no me deja comer en paz” sería de los más populares.

Sin embargo la posibilidad de que nuestro perro o gato se comporte de esa manera depende casi en su totalidad de nosotros y si la culpa fuese cuantificable, los dueños se llevan gran parte de la torta de responsabilidad.

En Etología Clínica el término utilizado para tal conducta se denomina «ruego» y puede manifestarse con intensidad y formas muy variadas.

001¿Que se entiende por ruego?

Este término se refiere a las actitudes que utilizan los animales para pedir algo de forma constante. Si bien lo utilizan en diversas situaciones, nos centraremos en el comportamiento que se origina con la comida.

La acción de pedir comida es un comportamiento normal aprendido. Es normal que nuestro perro o gato se interese por la comida, pero el acto específico de pedir comida solo se activa si obtuvo al menos una vez un beneficio a cambio del ruego.

La forma de manifestar tal comportamiento varía en cada caso pero tocarnos con la pata, gemir o llorar y subirse a nuestra falda son de las más populares. Otros optan por formas más pasivas como la mirada fija, que a fin de cuentas, termina siendo tan molesta como las anteriores.

¿Cómo se origina?

Si pensamos en los comportamientos instintivos que todos tenemos parecería lógico pensar que uno de los factores que origina esta conducta sea simplemente el hecho de obtener comida para sobrevivir.

A su vez, puede aparecer de forma espontánea debido al olor e incluso la vista, que disparan en el animal la motivación de comerlas.

Si obtiene éxito luego de manifestar alguna de las expresiones antes descriptas simplemente repetirá los mismos patrones la próxima vez dada la efectividad de los mismos.

La comida o sea su objetivo lo pudo haber obtenido de dos maneras distintas pero igual de efectivas.

          Intencionalmente por alguien de la familia.

–          Accidentalmente al caer de la mesa.

Otro factor a tener en cuenta es el estado sanitario del animal. Algunas enfermedades tienen como resultado el aumento de la ingestión de comida, por lo tanto debemos acudir a un profesional ante cualquier duda.

Formas de manifestarse.

Algunos animales sólo se comportan de esta manera cuando nuestra comida se pone en juego en dos momentos específicos; durante la preparación de la comida en la cocina o mientras nos sentamos a comer.

Muchas veces en la cocina no molesta tanto como en la mesa y allí sí obtiene comida luego del ruego. El problema es que perros y gatos no entienden de arquitectura o funciones de living-comedor y cocina, por ende, es lógico que lleve su comportamiento a todas partes.

Otras mascotas logran anticipar el momento de su propia comida y piden cuando se aproxima la hora de comer o cuando tienen hambre.

Sin importar la forma o el momento de manifestar la conducta, todas ellas han sido recompensadas de alguna manera.

Otro punto clave que se suma a la intensidad y perseverancia de la conducta es el hecho de obtener el beneficio de forma intermitente. O sea, cuando reciben beneficios cada tanto, el comportamiento se mantiene y refuerza por mas tiempo. Si a su vez, cuando el animal manifiesta acciones sutiles no recibe nada a cambio y al aumentar la intensidad de las mismas obtiene su recompensa, el problema es cada vez mayor.

Factores que ayudan a su aparición.

Obviamente si alguien de la familia accede al pedido del animal, ya sabemos el origen del problema. Existen datos que agrupan a niños, abuelos y visitas dentro del grupo de los más permeables al pedido. Se puede sumar a las personas que viven solas, ya que es habitual y hasta natural compartir la comida.

Los lugares donde se elige comer también cumplen su rol. Aquellos que comen en el sofá, la cama o en lugares donde el animal tiene fácil acceso por lo menos de forma visual, tienen más posibilidades de sufrir los pedidos.

La inestabilidad en cuanto a los horarios donde el animal recibe su alimento también es importante, como lo es la costumbre de darle las sobras o el plato para lamer una vez finalizado nuestra comida.

No debemos olvidar que condiciones fisiológicas (gestación por ejemplo) y algunas enfermedades pueden ser las causantes del problema, por ello debemos recurrir al Veterinario.

¿Que hacer en estos casos?

Cuando los animales realizan actos que no traen consigo consecuencias positivas, luego de determinado tiempo simplemente se extinguen. Por lo tanto la forma más efectiva de solucionar este problema es ignorar todo tipo de pedidos de forma rigurosa y siempre.

Ignorar significa no mirar, no hablar y no tocar, lo que en principio parecería imposible. Sin embargo podemos tomar medidas previas que minimicen, al menos algo, la intensidad de los pedidos.

Para ello podemos:

–          Alimentarlo antes de forma tal de que el hambre no sea un factor facilitador de la conducta

–          Redirigir su atención hacia otra cosa. Se le puede ofrecer su comida, orejas comestibles, palitos u golosinas para mascotas.

–          Limitar el acceso al lugar donde se come.

Todas las medidas a tomar van a depender del animal, de la intensidad del comportamiento y del compromiso familiar para eliminar este problema.

Un dato a tener en cuenta y que puede revelar cierta complicidad por parte de algún integrante de la familia para con el animal es la ubicación del perro o gato a la hora de comer. Si todos los días el perro se sienta próximo a la abuela, por ejemplo, y la mira constantemente, seguramente el perro sea recompensado por ella de alguna manera.

Prevención

Al ser un comportamiento normal, la única forma de evitar esta conducta se logra cuando son cachorros.

Seguramente intenten acceder a nuestra comida mirando, llorando etc, pero si nunca recibe nada a cambio la conducta se extinguirá. Podemos establecer incluso rutinas que beneficien al animal a la hora de comer pero que no resulten molestas para nosotros.

Dr. Pablo "Ruso" Sehabiaga (25 Posts)

// Doctor en Ciencias Veterinarias, Facultad de Veterinaria Universidad de la República (UdelaR). // Curso de post graduación en Etología Clínica en Pequeños Animales. // Miembro de la Asociación Latinoamericana de Zoopsiquiatría (AVLZ). // Ayudante honorario de la Cátedra de Caninotécnia (UdelaR). // Columnista del espacio semanal "La mascota y su contexto" en Justicia Infinita (Océano FM 93.9).


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